2017 fue un año especial para nosotros al cumplirse el primer centenario en nuestra Hermandad: la fundación de la Cofradía de la Virgen Dolorosa, origen de la Hermandad que somos hoy en día. Y en este marco, el obispo diocesano, monseñor D. Jesús Murgui, tuvo a bien conceder la Coronación Canónica de nuestra Madre, dotándola además de un marcado carácter social.
La Coronación Canónica es uno de los ritos litúrgicos católicos, instituido en el siglo XVII e incorporado en el siglo XIX a la liturgia romana, utilizado para resaltar la especial devoción que se profesa hacia una determinada advocación mariana, que consiste en la imposición de una corona a la Virgen, como símbolo de su título de Reina de los Cielos.
En esta ocasión se dio un paso más allá al pretender que la corona de nuestra Virgen de los Dolores fuese una "corona social". Y es que en lugar de realizar una nueva presea para la Dolorosa, en el marco de esta Coronación, se comenzó la implantación de Cáritas Parroquial en la Basílica de Santa María de Alicante, nuestra sede. Hasta entonces, la obra social de la basílica, dirigida por las voluntarias de San Vicente de Paúl, y en la que la Hermandad siempre había tenido un peso importante, atendía a 40 familias mensualmente. Con la implantación de Cáritas, se quiso aumentar el número de familias a las que atender, en riesgo severo de exclusión social, para mejorar los distintos servicios de acogida y asistencia que Cáritas pone a disposición de los más desfavorecidos de nuestra sociedad. La dimensión del proyecto fue muy importante, haciéndose cargo la Hermandad con una inversión superior a los 70.000 euros, con fondos propios y donaciones llegadas desde todos los estamentos de esta ciudad, rehabilitando las instalaciones anexas al templo de Santa María, hasta este momento inutilizadas, para que puedan acoger esta altruista labor de asistencia.
El 24 de marzo de 2019, tras más de un año y medio de trabajo, la Diputación de Alicante representada por su Vicepresidente D. Carlos Castillo y el Señor Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante D. Jesús Murgui asistieron a la bendición e inauguración oficial de este bonito e ilusionarte proyecto.
Durante todo el año anterior al gran día se sucedieron una infinidad de actos y preparativos, que siempre se podrán revivir gracias a su documentación al instante en las redes sociales de la Hermandad y que tuvieron su culminación en el Pontifical de Coronación y la Procesión Extraordinaria que se celebró el esperado 8 de octubre de 2017. Esta sección que aquí comienza pretende ser el reflejo de un día que sin duda marcó la historia de esta Hermandad centenaria.
Tras una jornada de sábado frenética en la que la lluvia se hizo presente durante la tarde obligando a rehacer parte de los trabajos de los últimos días y una noche en la que se vivió un ambiente en el que la Hermandad fue realmente eso, una hermandad, con cientos de manos que se afanaban para que todo estuviese perfecto, por fin llegó ese esperado domingo, el día de la Coronación Canónica de la Virgen de los Dolores.
Eran las diez de la mañana y una multitud curiosa se empezaba a arremolinar ante las puertas de la Basílica de Santa María, dentro se ultimaban los detalles para un día en el que el templo se llenó hasta la bandera doblando su capacidad habitual con cientos de sillas y empezaron a brotar las primeras emociones. Toda esa gente venía con la única intención de ver a su Madre, Nuestra Señora de los Dolores, por fin Coronada. Sin duda, uno de los momentos más especiales para todos los asistentes se producía cuando al entrar en la basílica cruzaban la primera mirada con la Virgen, que para la ocasión ofrecía su imagen más espectacular, luciendo la saya bordada ex profeso por D. Pepe Espadero, el Manto de las Palomás de D. Tomás Valcárcel y presidiendo el altar mayor de su casa, Santa María, envuelta de cirios y flores y portando por última vez la diadema floral que había llevado durante el último año. Y a sus pies, completando la escena, sobre un cojín de terciopelo rojo se hallaba la aureola y el puñal original de la primitiva imagen de la Virgen Dolorosa de Salzillo con la que se fundó la Hermandad y que fueron rescatados de las llamas que destruyeron la talla.
La Basílica se iba llenando, Alicante quiso acompañarla, y a las doce se abrieron de par en par las puertas para que entrase en procesión el obispo de Alicante, monseñor D. Jesús Murgui, para coronar a la Señora. Comenzó el Pontifical de Coronación, concelebrado por nuestro párroco D. Manuel Martínez y el obispo emérito D. Rafael Palmero entre otros sacerdotes. Y al fin, llegó el esperado momento, la corona de la Virgen, restaurada y realzada con un bellísimo broche regalado para la ocasión, hizo su entrada por el pasillo central para ser entregada por los padrinos de la Coronación, Dña. Dorotea Bravo en representación de la familia Briones Bravo y D. Carlos Castillo, Vicepresidente de la Diputación de Alicante en representación de dicha institución, al Obispo que, a continuación, procedió a colocarla sobre las sienes de la Dolorosa. La Basílica rompió en aplausos, vivas a la Virgen y llantos al son del Himno de la Coronación interpretado por el Coro de Antiguos Alumnos del Colegio Inmaculada Jesuitas de Alicante que acompañó toda la celebración con sus voces. El acto tuvo como broche de oro, y como es tradición en nuestra Hermandad, el canto de la Habanera de la Virgen de los Dolores.
Por la tarde tuvo lugar la esperada procesión triunfal en la que Nuestra Señora de los Dolores, en solitario, sin San Juan de la Palma, recorrió bajo palio las calles de Alicante, como hiciese en su primer Martes Santo allá por 1942. Eran las ocho y media de la tarde cuando la cruz de guía de la Hermandad flanqueada por sus faroles irrumpía en una plaza de Santa María abarrotada como si fuese un nuevo Martes Santo. Tras ella, formando la primera parte del cortejo, acompañaban a la Virgen la gran mayoría de las Hermandades de Alicante portando sus estandartes corporativos, la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías, el Colegio Inmaculada Jesuitas y una gran representación de autoridades civiles y eclesiásticas de la sociedad alicantina. A continuación, tras el simpecado que anuncia la inminente llegada de la Virgen, y rodeado de su Hermandad, salió a la plaza, de rodillas, el Palio de las Palomas cobijando a una Virgen de los Dolores, que por un día no reflejaba el dolor por su Hijo, el Cristo del Mar, si no la alegría por cien años de devoción y amor hacia ella por parte de sus hijos alicantinos. Aplausos, suena el himno nacional, ¡Al cielo con ella!, y entre las marchas dedicadas a la Coronación de la Virgen, Reina de Santa María de D. Rubén Jordá y Virgen de los Dolores Coronada de D. Abel Moreno, emprendía su marcha la Dolorosa alicantina.
Recorrió la Villavieja decorada por el Grupo Joven de la Hermandad y pasó por debajo de grandes pancartas que rezaban: Reina de Santa María, Madre Alicantina… y llegó hasta el convento de las Canónigas Regulares Lateranenses de San Agustín, las Monjitas de la Sangre. Un gran momento para recordar y es que el paso de palio se volvió para encarar la puerta del convento, donde la Virgen de la Soledad Marinera, de la Hermandad del Divino Amor, esperaba para encontrarse con nuestra Virgen de los Dolores. Un instante que se volvió mágico por la perfecta comunión que formó el lento movimiento del palio con los cánticos de alabanza de las monjitas hacia tan distinguida Visitante. Llegó la despedida, la Sociedad de Arte Musical Filarmónica de Callosa de Segura que acompañó al paso de palio durante toda la procesión interpretó la marcha “Encarnación Coronada” y la Virgen se alejó mientras toda la calle cantaba el Ave María al son de la música. Siguió su procesionar por el casco antiguo hasta la Plaza del Carmen, un lugar especial; y es que allí se fundó esta Hermandad, hace cien años, en el convento dedicado a la Virgen del Carmen que ardió en 1931.
Más tarde hizo su entrada en la Concatedral de San Nicolás, como cada Martes Santo, para presentarse ante los patrones de Alicante, la Virgen del Remedio y San Nicolás. Se vivieron momentos emotivos al escuchar las palabras que D. Ramón Egío, párroco y deán de San Nicolás que dedicó a la Virgen y a la Hermandad. Y salió para emprender su vuelta a casa, no sin antes pasar por el Ayuntamiento de la ciudad, la casa consistorial, la de todos los alicantinos, donde D. Fernando Candela, capataz de la Virgen de los Dolores, dedicó una “levantá” a todos los habitantes de esta ciudad.
Ya cerca de la media noche, la Virgen encaró de nuevo Villavieja, quizás uno de los momentos más esperados en cada procesión, la calle se convirtió en una marea humana que caminando de espaldas y mirando a la Virgen protagonizó una vez más la tradicional “cangrejá”, en la que se cantó la Habanera de la Virgen de los Dolores una vez más. Y bajo una intensa lluvia de pétalos de rosa llegó de nuevo la Virgen de los Dolores a la plaza de Santa María.
Suena la Madrugá, la Madre ha vuelto a casa, se pone el broche a un día para la historia de la Hermandad y de la Semana Santa alicantina.
Material fotográfico ofrecido por: Diario Información de Alicante, Alejandro Benito, Luis Fernando Caballero, Fede Cano, Vicente Martínez y Víctor L. Gómez.